HAMBRE DE PIEL

¿Te atreves a cerrar los ojos y sentir una caricia?, ¿un abrazo?, ¿un beso?…

Si cierras los ojos y recuerdas una caricia, lo más probable es que logres recordar  el aroma, la calidez, y hasta la textura de la otra piel… No hay lugar a dudas, SOMOS SERES DE PIEL.

No en vano la piel es el órgano más extenso del cuerpo  y el que mayor representación tiene en el cerebro. Miles de conexiones nerviosas se encargan de ello.

 Además de otras de cuestiones importantes como la eliminación de toxinas, la piel se encarga de captar y derivar al cerebro las sensaciones de temperatura, de tacto y de dolor pero también en ella se “respiran” nuestras emociones.

La corteza cerebral recibe una gran representación de la sensación del tacto. Aquellas áreas más sensibles envían mayor información, y también lo hacen de manera más precisa. Así, las manos, pies, labios y zonas genitales son las que mayor información aportan y por tanto, mayor representación cerebral tienen. Nuestras sensaciones son más intensas en esas áreas.

Al mismo tiempo, la piel recibe feedback cerebral a través de la rama simpática del Sistema Nervioso Autónomo.

El Sistema Nervioso Autónomo controla acciones involuntarias como la respiración, digestión, y la frecuencia cardiaca; y está directamente involucrado en la regulación del comportamiento emocional en los humanos. Esta parte del sistema nervioso emite una respuesta de conductancia (o galvánica) en la piel, que no es más que un cambio sutil de actividad electro- dérmica, y que se manifiestan ante distintos estados de excitación.

Las respuestas que experimentamos en la piel son un fiel reflejo de cómo vivimos las emociones. Estados mentales como el estrés, el cansancio, y una emoción intensa como el deseo,  cariño, etc., desencadenan cambios electro- dérmicos y estos a su vez, desencadenan respuestas de sudoración, y de producción de neuro- trasmisores que repercuten en nuestro bienestar y en sensaciones físicas y emocionales dispares.

Por todo ello, se podría decir que fisiológicamente estamos programados para el contacto físico. Pero además, nuestra cultura es una cultura social de contacto, de relaciones cercanas en las que existe poca distancia física y el contacto piel con piel es evidente.

Durante el estado de alarma, este contacto se ha visto mermado por el confinamiento y hemos echado de menos el abrazo de más de un ser querido.

Ahora, somos un poquito más conscientes de lo necesario de los besos y abrazos que parece que nos curan el alma porque ciertamente lo hacen.

Los abrazos son capaces de apaciguar el dolor emocional en un duelo, o calmar levemente el dolor físico, o tranquilizarnos ante el desasosiego. Otras veces, un abrazo nos calma el ánimo o nos reconforta, necesitamos de ese contacto físico para que nos trasmitan seguridad, y acompañamiento. Todo esto gracias a la compleja catarsis que desencadenan traduciéndose en producción y liberación de  neurotransmisores que modifican lo que sentimos.

Para tomar mayor conciencia de la importancia del contacto físico a continuación enumero su participación en los algunos procesos:

– Los abrazos y las caricias tienen un gran peso en el desarrollo del apego, en las vinculaciones afectivas y también, en el aprendizaje sensorial y la integración sensorial en niños. Todos estos procesos son imprescindibles para un adecuado desarrollo evolutivo y emocional.

– A través del tacto fomentamos y fortalecemos las relaciones sociales: madre/padres- hijos, abuelo/a- nietos, entre hermanos, amigos, parejas.

– Modificamos nuestras emociones a través del contacto físico, o sensaciones táctiles: Nos tranquilizamos con un abrazo y también calmamos un dolor, nos excitamos ante un beso o una caricia, nos emocionamos ante el roce sutil de la brisa, añoramos a una persona ante una determinada sensación táctil (entre otras por supuesto), o recordamos una situación por una sensación determinada.

– Aprendemos y podemos estimular los sentidos a través del tacto: en niños con o sin trastornos del neurodesarrollo, mayores con dificultades neurológicas o procesos demenciales, adultos sanos…

Entre otros…

Por tanto, la piel es la protagonista en la construcción de sentimientos de seguridad, confort; en la formación del apego, y en las vinculaciones afectivas; en la estimulación, el aprendizaje y en la memoria de niños, adultos, y mayores (con o sin dificultades sensoriales, neurológicas o de otro tipo); en el desarrollo de emociones positivas, tiene el don de calmarnos y excitarnos a la par; y es casi imprescindible en el establecimiento de relaciones afectivas.

En estos momentos, después del estado de confinamiento que vivimos, más que nunca se hace evidente que tenemos ganas de reencontrarnos con nuestros familiares y amigos, y que también más que nunca tenemos…

                                                                       HAMBRE DE PIEL ….

(…la de tus nietos, hijos, padres, o la de alguien especial)

Por ello mismo, este escrito es un pequeño homenaje a todas las personas que no han podido acompañar a sus seres queridos en un duelo o una hospitalización. A todas aquellas personas que se han sentido solas, o que echan de menos el abrazo de sus nietos, hijos, o incluso no han podido conocer a un nuevo miembro de la familia. Igualmente a las parejas que han permanecido separadas, y a los que esperan reencontrarse con amigos, o  con alguien especial.

2 comentarios en “HAMBRE DE PIEL”

  1. Cierto, muy cierto que aun después de tanto tiempo sin el contacto físico, sigo teniendo a veces la sensación de sentir su olor, la frescura de la piel. Momentos y sanciones que te vienen como flashes durante una decima de segundo y que te hacen pensar cuando lo recapacitas, que no es posible.
    Pero todo esta situación, a pesar de todo tengo la idea que si se puede sacar algo bueno es que te hace darte cuenta, de lo verdadero que son muchos sentimientos, que pase el tiempo que pase siguen estando hay, por muy duro por mi largo saber, quien esta a tu lado de verdad y quien no
    Mercedes solo tengo que darle la enhorabuena por un texto tan maravilloso

    1. Alquimiapsicologia

      Gracias Antonio por tu comentario. Actualmente, todos nos encontramos con las emociones a “flor de piel”.
      Me alegro que tu mensaje trasmita lo positivo, que podamos hacer aprendizaje o ver ventajas dentro de la situación que hemos y estamos viviendo.
      Es importante tomar conciencia de quién nos apoya en las dificultades, y de quién nos anima a pesar de todo a seguir luchando. Y más aún, apostar con firmeza por la persona que nos trasmite esa seguridad y que corresponde en sentimientos y en hechos a ese sentimiento que describes. Espero que pronto te reencuentres con esa piel.
      Un abrazo

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